Ayer disfrutamos de este exquisito manjar que podéis admirar gracias a la cortesía de Charo, una vecina del pueblo de al lado que nos dio una grata sorpresa a la hora de comer. El personal estalló de júbilo al ver las "potas", e incluso hubo alguno al que se le cayeron las lágrimas al degustar el plato.
¿Existe una cara que demuestre más alegría?